El Refugio en el Acantilado es un proyecto que busca unir el habitad cotidiano con los paisajes naturales a las afueras de la ciudad.
Este se posa sobre el terreno de forma que no afecta su inclinación natural, separando los espacios habitables en dos diferentes niveles, que a su vez acentúan la sensación de estar al borde del acantilado. Desde la llegada, la casa se ve escondida, ofreciendo un único acceso que conduce desde la oscuridad hacia un primer espacio donde se ubica la zona social, permeada por las vistas enmarcadas de la ciudad, que se sienten aún más cercanas gracias a la salida hacia una cubierta habitable. Al final del pasillo de entrada, una caja de luz delineada por pérgolas, envuelve las escaleras que descienden hacia la habitación, pasando por un pequeño patio interior. El segundo nivel se presenta como una colección de espacios de recogimiento y contemplación: el baño, que difumina los límites entre el interior y el exterior sintiéndose como una extensión de la naturaleza; un pequeño rincón de estudio que encuadra la pendiente de la montaña; y la habitación que se proyecta hacia el occidente, elevándose sobre el acantilado.
El refugio funciona de forma autosuficiente, aprovechando su ubicación elevada y su orientación para recibir la mayor cantidad de luz y confort al interior. Así mismo, la cubierta, cuya inclinación permite la recolección de agua lluvia para su filtración y reutilización al interior de la casa, cuenta con paneles solares que captan la energía necesaria para suplir las necesidades de la vivienda. También, con el fin de reducir la cantidad de deshechos generados, se utiliza un inodoro de composta y los residuos orgánicos son procesados en un contenedor de composta exterior hasta convertirse en abono.
Vistas exteriores
Espacios interiores